Cuando estés a punto de “tirar la toalla” con tu hijo, algo que suele ocurrir alrededor de la adolescencia generalmente, piensa en el día en que nació. Era tan vulnerable o más que ahora, y sin embargo, te hiciste cargo, lo protegiste y lo sacaste adelante con tus muchos o pocos recursos.
Pues ahora, cuando más falta le haces… ¿vas a rendirte?
Para todos los problemas existe una solución, aunque la solución sea pedir ayuda. Y si la has pedido, vuélvela a pedir. Investiga, busca a esa persona, ese método o esa experiencia que os ayuden a los dos.
Los padres no lo sabemos todo. Reconoce tus límites pero no te rindas. Es ahora cuando más te necesita. De hecho, toda tu vida y la suya os han conducido a este momento crítico. No abandones ahora porque él necesita que no lo hagas.
Seguir adelante no significa ceder a todo o resignarse a lo que ya hay sino buscar otras maneras de ayudarle a crecer.