Argumenta sin gritar. Tú tienes un criterio. De adulto y padre. Tu hijo otro. De niño o adolescente.
Llegar a acuerdos es complicado cuando las personas que conversan parten de puntos de vista y madurez muy diferentes.
Por este motivo, la verdadera comunicación no siempre entra por los oídos.
A veces se escucha mejor si entra por el corazón. Con ejemplos, con metáforas. Con comparaciones. Con una mano en el hombro. Mirando a los ojos, a su altura. Acariciando su mano.
Si quieres que te escuche, hazte esta pregunta antes de hablar con él: ¿Qué va a entender mi hijo si le digo esto de esta manera? ¿Le ayudo a que comprenda mis razones o lo alejo de mi?
Esto te dará unos segundos de tiempo para no hablar de forma reactiva y organizar tu mente previamente.
Argumenta sin gritar
