Si tu sueño es que tu hijo se convierta en un adulto seguro y satisfecho de sí mismo, que pase lo que pase tenga una base sólida en la que apoyarse, comienza ya a crear recuerdos en su alma. Y en su mente.
Ahora que tú eres el centro de su vida, aprovecha para llenarla con experiencias entrañables, de las que impactan y se quedan grabadas con determinación.
Quizás una sea tumbaros juntos en el suelo y contemplar cómo se mueven las hojas de los árboles. O leerle cada viernes un libro especial y mágico. Cantarle, bailar con él o inventar cuentos juntos. O sencillamente darle oportunidad de desarrollar su talento y encontrarse a sí mismo.
Cualquier actividad dirigida, intencional y trascendente se convertirá en un recuerdo inalterable que podrá recuperar de su mente siempre que necesite esa seguridad.
Recuerdos hay muchos. De calidad, significativos y enriquecedores no tantos. Créalos para tu hijo. Le durarán hasta el fin de sus días.
Imagen de Ana Von Rebeur