Todos esperamos con ansiedad la llegada de las vacaciones de verano. Se deja atrás la rutina y se abre un período de ocio y descanso para toda la familia. ¿Para toda la familia? Algunos niños se sienten abrumados cuando llega el verano y los padres encargan gran cantidad de deberes que relega los juegos a un segundo plano. También los niños necesitan descansar del trabajo realizado durante todo el curso y lo mejor es que vivan el verano como un período de relajación y diversión. Si les ha quedado alguna asignatura, se puede hacer compatible el tiempo libre con las clases particulares o la planificación de los estudios.
- Hasta los 8 ó 9 años es importante que el niño tenga tiempo para jugar y disfrutar de las vacaciones. Podéis proponer a vuestro hijo leer un libro o practicar un deporte. Estas actividades son suficientes para su edad.
- Si no ha suspendido ninguna asignatura, es preferible dar prioridad a las actividades lúdicas y no hacer más que las tareas recomendadas por la escuela.
- En el caso de niños mayores quizá son necesarias otras medidas, sobre todo cuando hay algún suspenso. Podemos apuntarlos a centros de repaso, contratar a un profesor particular o ayudarles a preparar un horario de estudio.
- Una mala nota ya es un castigo por sí misma y por ello no conviene dramatizar ni hacerlos sentir culpables. Es mejor reflexionar sobre los motivos que han llevado a este resultado y alentarles a superarlo que dejarles sin vacaciones.
- Marcar los objetivos reales (en qué asignaturas pueden mejorar) y programar un método de trabajo pueden ayudar a organizar el tiempo de repaso sin renunciar al ocio que también el niño necesita.
- Aunque es preferible dedicar las mañanas a un rato de estudio no hay que marcar unos horarios inflexibles ni unas normas demasiado estrictas.
- Jugar con otros niños es una de las «tareas» más importantes en esta época del año ya que es el mejor modo de aprender a relacionarse e independizarse de los padres.
Lourdes Mantilla Fernández
Psicóloga clínica
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