Tener autoridad, que no autoritarismo, es básico para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo conseguirlo para tener autoridad?
- Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja. Requieren tiempo para comentarlos e, incluso, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.
- Enseñar con claridad cosas concretas. Para el niño no vale que le digan «sé bueno», «pórtate bien» o «come bien». Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es que le den cariño instrucciones concretas.
- Dar tiempo de aprendizaje. Cada uno de nuestros hijos necesita atención y apoyo, mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.
- Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal.
- Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio.
- Confiar en tu hijo. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre o a la madre no dan ejemplo de confianza en el hijo.
- Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cuál ha de ser su actuación es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo.
- Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar.
Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y logopeda