A los seis años de edad, un niño ya está capacitado para colaborar en casa, hacer algún que otro recado, empezar a responsabilizarse de sus cosas y gozar de cierto grado de autonomía. Es muy importante que desde ahora le inculquemos el hábito de obedecer y que no rebajemos planteamientos. De lo contrario, corremos el riesgo de ver cómo llega a la adolescencia sin que haya adquirido nunca la costumbre de hacernos caso. Desde ahora, garantizar un clima de armonía familiar depende, en gran medida, de la atención que le prestemos a este aspecto de su educación.
¿Está adquiriendo nuestro hijo el mal hábito de la desobediencia?
En algunas ocasiones la desobediencia es clara y rotunda: nuestro hijo se niega a cumplir nuestras órdenes de una forma explícita o hace, precisamente, lo que le hemos prohibido desafiando así nuestra autoridad. Este tipo de rebeldía es fácilmente detectable. Debemos estar alerta para actuar enérgicamente si se produce con excesiva frecuencia.
Sin embargo, muy a menudo la desobediencia se expresa de una forma mucho más sutil y camuflada. Por ejemplo, cuando nuestro hijo
- hace como si no nos hubiera oído y se ampara luego en esta excusa para justificarse
- repite que sí reiteradamente para no tener que oírnos más pero no tiene intención de cumplir con la petición
- busca excusas del tipo: «No hago la cama porque llegaré tarde a clase», «no puedo ir a la compra porque ayer en clase de gimnasia me hice daño en el pie»
- expresa su desobediencia mediante comportamientos exagerados, como cerrar de golpe la puerta, utilizar palabrotas, llorar…
¿Por qué es desobediente nuestro hijo?
En ocasiones, los padres estamos más pendientes de nuestro hijo cuando se comporta de manera inadecuada, ya sea para regañarle o castigarlo, que cuando lo hace de forma correcta. Esto conlleva a menudo que los niños se nieguen a cumplir nuestras exigencias con el fin de llamar nuestra atención.
Alrededor de los 8 años de edad, es normal que los niños discutan todas las exigencias impuestas por sus padres. El motivo principal es que su capacidad de razonamiento se está desarrollando y, a menudo, la ponen a prueba con sus padres.
Otros factores que pueden estar motivando la desobediencia de nuestro hijo son que:
- está ocupado en una actividad más placentera que aquella que nosotros le estamos pidiendo
- no oye realmente lo que le pedimos, porque está distraído en otra actividad. Debemos distinguir esta circunstancia de aquellas ocasiones en que hace ver que no nos ha oído
- no comprende lo que le mandamos
- está habituado a que nosotros acabemos haciendo por él lo que le pedimos
- sabe que los padres repetiremos varias veces la indicación, antes de que él deba responder
¿Cómo podemos actuar ante la desobediencia de nuestro hijo?
Existen unas recomendaciones que facilitarán la obediencia de nuestro hijo. Si las practicamos de manera constante, probablemente pocas veces nos veamos obligados a poner en práctica los consejos sobre qué hacer cuando nuestro hijo nos desobedece. En los consejos prácticos de este artículo veréis una lista de actuaciones a realizar con vuestro hijo en función de dos momentos diferentes:
- Antes de que nuestro hijo nos desobedezca
- En el momento en que nuestro hijo nos desobedece
Lídia Ametller Martínez
Licenciada en Psicología
Redacción Solohijos