La inteligencia es mucho más que sacar buenas notas en el colegio. Un niño inteligente es el que tiene un pensamiento flexible que le permite solucionar problemas y manejar su vida.
Por lo tanto, dale importancia a lo importante: ayúdale a descubrir, a deducir e inducir. A pensar en abstracto y con criterio. Ayúdale haciéndole preguntas y no dándoselas. Proporcionándole experiencias y oportunidades para intervenir y equivocarse.
Cree en él a toda costa, aunque fracase. Un niño flexible es el que cae y se levanta. Si crees que se levantará, posiblemente él también lo creerá. Se cree todo lo que viene de ti.