¡Pues claro que tienen Déficit de Atención nuestros hijos! ¡Es que son niños! Y además viven en un mundo repleto de estímulos rápidos, visibles e invisibles. Y viven rodeados de cientos de exigencias, algunas hechas por y para adultos, sin ninguna lógica pedagógica y sin ningún respeto a sus capacidades y edad madurativa.
Pues claro que son dispersos. E inatentos. Y movidos. ¿Y por qué eso es un problema? Pues sencillamente porque los adultos, las instituciones y la sociedad no saben manejarlo.
El problema no está en nuestros hijos sino en los que no sabemos enfrentarnos a sus características específicas.
Pongan a un niño con TDAH en un colegio sensible a sus necesidades educativas y emocionales especiales, con un profesor/mediador formado y el trastorno se convertirá en un reto. El niño se sentirá integrado en la clase, los padres se sentirán respaldados y el profesor se encontrará ante un desafío personal y profesional.
Pongan a un niño con Déficit de Atención con/sin Hiperactividad en un colegio sin sensibilidad y/o falta de preparación y se encontrarán con toda clase de quejas y excusas. El niño se sentirá excluido del grupo y una carga para su profesor. Los padres se sentirán incompetentes y sobrepasados por no tener dirección ni apoyo, y el profesor, sin recursos, tratará de contener los problemas sencillamente para que no exploten en su aula.
Es cierto que no todo es tan reduccionista pero tampoco es tan complicado como nos lo quieren hacer ver los que tratan cada día a nuestros hijos dando palos de ciego. De hecho, hay colegios (y nosotros los conocemos; ¡gracias Viaró!) donde un niño con TDAH es un motivo de mejora y superación…¡para todos!
Las necesidades educativas especiales de nuestros hijos no son un problema. Se convierten en un problema cuando nos sobrepasan a nosotros. El fracaso de ellos no es más que nuestro fracaso.
Elena Roger Gamir
Pedagoga
Solohijos.com
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