«¿Por qué esto, por qué lo otro? Hijo… ¡qué pesado eres! ¿Por qué no te callas un ratito?» ¡Qué gran error decir eso a nuestros hijos! Un niño de 4 años que pregunta a todas horas es un niño sano. Lo contrario podría hacernos pensar que tiene algún problema, o bien que hemos adoptado una actitud negativa ante su curiosidad. Aunque en principio no parece para tanto, una respuesta restrictiva puede tener consecuencias más importantes de lo que creemos a largo plazo.
- Sé paciente con tu hijo. Se encuentra en la edad idónea para preguntar y este hecho le ayudará en su desarrollo integral como persona.
- Intenta contestar a todas sus preguntas, especialmente si se trata de las razones por las que tiene que hacer algo. Comprobar que ha comprendido la orden o prohibición y, si es necesario, volvérselo a repetir con otras palabras.
- Da al niño buenas respuestas y no contestes simplemente «porque sí/no».
- Las respuestas no tienen que ser muy elaboradas, sino sencillas y claras.
- Evita responder con historias confusas o con un vocabulario que nuestro hijo no comprenda.
- Si se te agota la paciencia, aplaza las preguntas para otro momento («después de comer seguimos hablando»).
- Corrígele cuando cometa errores. De esta manera va aprendiendo a utilizar el lenguaje de forma correcta.
- Intenta buscar tiempo para hablar tranquilamente con él. Ofrécele un ambiente relajado, lúdico, donde conversemos, contemos cuentos, juguemos con el lenguaje. Piensa en la calidad de ese momento especial aunque no suponga en realidad mucho tiempo.
Sandra Poveda Soriano
Artículo relacionado con estos consejos prácticos: La edad del por qué.