Estamos acabando de cenar, nuestro hijo ha cenado ya hace rato y está sentado en el sofá gesticulando como si también él estuviera cenando todavía, masticando, bebiendo de un vaso invisible y limpiándose la boca con una servilleta inexistente. Está imitando lo que ve. Estos juegos simbólicos o de imitación permiten a nuestro hijo conocer mejor la realidad en que vive. Nosotros podemos ayudarle a tomar contacto con el mundo que le rodea estimulando su razonamiento y permitiendo que se arriesgue en sus interpretaciones y extraiga conclusiones.
- Ayudar a nuestro hijo a razonar y solucionar sus problemas. Seamos pacientes y permitamos que se equivoque y aprenda de sus errores. No le privemos de la posibilidad de aprender por sí mismo.
- Valorar todas sus iniciativas y sus logros por pequeños que nos parezcan.
- No compararlo con los demás. Cada persona es única.
- Ser consciente de sus límites. No pretendamos que nuestro hijo consiga metas que están fuera de su alcance en ese momento.
- Debemos crear un ambiente que permita reforzar y estimular constantemente a nuestro hijo.
- Ofrezcámosle juegos educativos. Estos juegos permiten deducir, inducir, generalizar… y la posibilidad de explorar y descubrir por sí mismo, herramientas imprescindibles para progresar intelectualmente.
Sandra Poveda Soriano
Artículo relacionado con estos consejos prácticos: La inteligencia a los 4 años.