Amar, saber amar de manera honesta e inteligente, es el mejor recurso que podemos enseñar a nuestros hijos. No solo para llegar a ser personas felices sino para ser personas inteligentes, proactivas y resolutivas. Amar implica respeto. A sí mismos. A los demás. Empatía. Pensamiento abstracto. Priorización. Planificación. Saber ver «lo invisible». Optimismo. Pensamiento divergente. Detección de errores y perdón…
Enseñar a amar (que no es lo mismo que amarlos) y amarse no suele estar en el proyecto educativo de muchos padres y debería ser el primero. Enseñar a nuestros hijos a amar la vida, las hormigas y el sol. Amar al que se equivoca y amarse si se equivoca. Derrochar besos, caricias y abrazos. Palabras de gratitud, palabras de profundidad, conversaciones trascendentales desde que dicen su primera palabra.
Pero para enseñarles, debemos aprender a amar así.
Elena Roger Gamir
Pedagoga – Solohijos