¡Bien! ¡Ya ha llegado el verano! ¡Y las vacaciones! Y también los problemas… Ellos tienen tres meses libres, nosotros sólo uno. Después hay que elegir un destino, salir de viaje, coger el coche y evitar que ese ansiado verano se convierta en un infierno. ¿Cómo lo organizamos todo para que todo el mundo se quede contento y satisfecho?
- A la hora de elegir las actividades de los niños mientras sigamos trabajando debemos valorar básicamente sus preferencias y aptitudes.
- Las actividades más convenientes para ellos son aquellas que les permitan estar en contacto con otros niños y niñas, y preferentemente en un medio natural: campamentos, colonias, campus deportivos, etc.
- Si han pasado bien el curso es preferible que lean algunos libros que les atraigan antes de tenerlos atados a la mesa haciendo deberes.
- Si ha habido algún suspenso hay que seguir los consejos que nos digan sus profesores.
- Las vacaciones son un momento ideal para que la vida familiar sea más relajada y encontremos momentos para el diálogo y la comunicación entre todos.
- Cuando pensemos en un destino veraniego deben conjugarse los intereses de los padres con los de los hijos, pensando en su edad y no sólo en el viaje que nosotros desearíamos hacer.
- Una buena solución es reservarse unos días para la pareja siempre y cuando los niños queden bien atendidos por algún familiar o en un campamento.
- Si se van a pasar muchas horas en la carretera, hay que planificar bien el viaje para que el coche no se convierta en la casa de la familia Ulises y podamos viajar todos de una manera cómoda y segura.
Lourdes Mantilla Fernández
Psicóloga clínica
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