Un vídeo que te recomendamos que veas con tu hijo pero sobre todo que interiorices porque los adultos no vamos sobrados de sonrisas e incoherentemente les pedimos a nuestros hijos «mejor rollito» en casa y mejor actitud cuando somos los primeros que nos olvidamos de sonreír.
Sonreír para agradecer. Para saludar y despedirnos. Para comunicarnos, para acariciar, incluso para negociar con nuestros hijos. Sonreír no significa ceder. O ser vulnerable. Significa ser amable y cortés con los demás, independientemente de lo que hagas. Si queremos colaboración, si pedimos respeto y educación empecemos por «entrenarnos» con una humilde pero poderosa sonrisa.
Como decía la Madre Teresa de Calcuta: «La paz empieza por una sonrisa».