Consejos prácticos para ayudar a tu hijo a controlar el pipí.
Cuando nos decidamos a quitar el pañal:
- Tratemos de no exigirle un aprendizaje demasiado rápido: Tu hijo se ha pasado los dos primeros años de su vida sin tener que controlar las ganas de evacuar nada. El aprendizaje contrario requiere su tiempo y debemos tener en cuenta que no será lineal. En uno u otro momento se producirá un retroceso y esto no debe alarmarnos. En algunos colegios no admiten niños que no controlen esfínteres y a veces los padres se sienten presionados. Sin darse cuenta les imponen a los pequeños un ritmo de aprendizaje algo forzado. Recordemos que un exceso de exigencias por parte nuestra puede resultar muy contraproducente.
- Acordar con el resto de personas que se encarguen de la educación del niño (abuelos, canguros, educadores si se encuentra en edad escolar, etc.) que todos colaboren en el proceso de la misma manera y según las mismas pautas.
- Dejarle que vaya al baño con sus hermanos mayores. Es bueno que se compare con ellos porque los niños a cierta edad funcionan mucho por imitación y eso le ayudará a asumir el patrón correcto.
Cuando ya ha aparecido la enuresis:
- Acude a un especialista. Lo primero que debes hacer es acudir a un especialista que determine cuál es el origen de la enuresis que sufre tu hijo. Una vez hayan sido descartadas las causas de tipo fisiológico, debemos brindarle a nuestro hijo todo el apoyo y la paciencia que le hagan falta.
- Evita reprimendas o castigos y nunca le ridiculices delante de terceros. Reñirle o mostrar enojo cuando se orine encima sólo puede incidir de forma negativa en la superación del problema. No acentuemos su complejo con observaciones inoportunas ni le culpabilicemos de nuestro trabajo suplementario – cambiarlo, lavarlo, poner lavadoras, ir siempre cargados con ropas de recambio para él, etc.
- Debes evitar también las comparaciones con sus hermanos o amigos y ponerle en evidencia delante de otras personas. Cuando ocurra, ayúdale con naturalidad. Sal de la habitación con él, a limpiarle y a cambiarle y vuelve a la reunión en la que estés con toda la normalidad del mundo.
- Habla abiertamente del problema. No reñirle no significa tampoco caer en el otro extremo, ignorar el problema y hacer como si nada sucediera. Aparentar una falsa normalidad no es la mejor manera de restarle importancia a un problema. Él es consciente de que sí le ocurre algo que lo distingue de sus amigos del colegio. Si lo que queremos es que no se obsesione, hablemos del tema con él. Reforcemos su confianza asegurándole que lo que le pasa es perfectamente normal y que con un poco de tiempo y de esfuerzo, todo va a pasar.
- Trata de brindarle apoyo en las cosas que le preocupan. Si sospechas que algo le preocupa en exceso y que quizás por esto se hace pipí encima, intenta aproximarte emocionalmente a él, averiguar qué pasa por su cabecita. Cuando se orine, con toda la dulzura de la que seamos capaces, media con él para ver si le ha pasado algo en el colegio, si está preocupado, si se ha peleado con algún amigo, si la profesora le ha reñido, si tiene miedo de algo o de alguien… Si es así – y puede que esto sea la causa de su incontinencia – trabaja esa preocupación con él. Muéstrate empático y trata de ahuyentar las causas de su angustia. Explícale que si la profesora lo ha reñido por hacer algo incorrecto, la próxima vez la hará mejor; que si se ha enfadado con un amigo, puede reconciliarse con él, etc. No olvides hacer seguimiento del tema que le preocupa: al día siguiente, pregúntale si seguía enfadada la profesora, si ha jugado con aquel compañero con el que riñó, etc.
- Enséñale practicar ejercicios que le ayuden a aumentar la capacidad de su vejiga. Si el médico ha dictaminado que su problema radica en la inmadurez de su vejiga, podemos practicar los siguientes ejercicios: – Cuando tu hijo tenga ganas de hacer pipí, anímale a que vaya al cuarto de baño y retenga la orina un rato. Treinta segundos serán más que suficientes en un principio y luego, puedes ir aumentando el tiempo. – Cuando haya empezado a orinar, pídele que interrumpa la micción y contenga la orina varias veces. Al principio bastará con una vez para luego ir aumentando dos, tres veces. Estos ejercicios se harán dos veces al día, una vez por la mañana y otra por la tarde.
- Permitirle participar en el proceso de higiene personal, es decir, que os ayude a cambiarlo, a llevar la ropa sucia a la lavadora… etc. Será una manera de disminuir su sentimiento de culpa, de contemplar con naturalidad el proceso y de sentirse involucrado en su mejora.
Obviemos algunas viejas creencias:
- Algunas teorías recomiendan que se prive a los niños enuréticos de la ingesta de líquidos para evitar la producción de orina. Por el contrario, algunos médicos recomiendan que se beba mucho para entrenar al niño en la contención de la orina. Creemos que el niño debe beber cuánto le pida el cuerpo y producir la orina normal. Sólo así se acostumbrará a ejercitar su capacidad de retenerla.
- No debemos tampoco insistirle para que vaya al baño sin necesitarlo porque de esta manera no cogerá el hábito de acumular una cierta cantidad de orina y retenerla.
Hay casos en los que la enuresis persiste hasta que el niño está próximo a la adolescencia. Estos casos requieren un seguimiento conjunto de urólogo y psicólogo y que los padres busquen asesoramiento profesional para tratar el tema en casa. Sin embargo, lo más frecuente es que en un plazo medio de tiempo y con los cuidados adecuados, la enuresis remita y se resuelva definitivamente. Primera parte de este artículo en Enuresis diurna: qué hacer cuando tu hijo se orina durante el día