Ser coherente en todo momento con nuestros hijos es muy difícil. Les queremos pero les castigamos y les gritamos. Les mentimos o les ignoramos. Prometemos cosas que no cumplimos. Les decimos que les amamos pero no les dedicamos tiempo.
¡Aquí hay algo que no funciona!
- Cuando tu hijo no acaba un trabajo, le riñes y castigas por perezoso pero cuando eres tú quién no lo acaba, entonces es porque tienes otras cosas más importantes que hacer.
- Cuando tu hijo llora y patalea entiendes que es un maleducado que trata de llamar la atención como sea pero cuando tú estás triste y malhumorado entonces es que necesitas consuelo y comprensión.
- Está prohibido que tu hijo grite o diga palabrotas pero cuando tú las dices es porque te han provocado o porque no hay otra manera de que tus hijos te escuchen.
- Le pegas una bofetada por pegar a su hermano. ¿Quién entiende esto?
- Te quejas de que tu hijo adolescente se encierra en su cuarto y no te habla pero tú llegas bien tarde del trabajo y te encierras en la cocina a cenar y leer tu periódico. ¡Y te enfadas si te interrumpen!
- Te pones nervioso porque tu hijo es lento al hacer sus encargos pero cuando tú también lo eres entonces es porque eres meticuloso.
- Cuando tu hijo defiende con vehemencia lo que para él es importante es un egoísta y un cabezota pero cuando eres tú quien defiende sus derechos es porque no te dejas pisotear.
- Cuando él llega tarde a sus citas es un irresponsable pero cuando lo haces tú es porque estás muy atareado o porque los demás te han impedido ser puntual.
- Cuando él abusa del móvil es porque está enganchado y merece requisarle el teléfono pero tú debes estar constantemente conectado a tu móvil en casa por asuntos de trabajo.
¡O nos aclaramos o nuestros hijos se volverán locos con nuestras incoherencias!
La regla de oro para ser coherente
Para ser coherente con tu hijo, en cada intervención hazte estas dos preguntas:
- ¿Qué es lo que necesita en estos momentos? ¿Qué le riña o que le de ejemplo? ¿Qué lo castigue o le comprenda?
- ¿Qué es lo que quiero que aprenda con mi actuación?
12 preguntas indispensables para actuar coherentemente con tu hijo:
La coherencia se basa en el amor, en el respeto y el sentido de justicia. Si falla uno solo de estos ingredientes, falla tu proyecto educativo. Las siguientes preguntas están formuladas bajo estos parámetros. Condicionan no solo la estabilidad psicológica y emocional de tu hijo sino la estabilidad familiar.
- ¿Con mi comportamiento, ¿qué le estoy enseñando?
- ¿Le estoy pidiendo algo que yo mismo no voy a cumplir?
- ¿Me guía mi amor cuando le riño por un comportamiento negativo o lo hago por cansancio, ego o comodidad?
- Si continúo haciendo lo que hago, ¿se arreglará el problema?
- ¿Es posible que haciendo lo que hago se agrave el problema?
- Mis métodos educativos, ¿fomentan o rompen mi relación con mi hijo?
- ¿Podría hacer lo que hago utilizando métodos más respetuosos con mi hijo?
- ¿Estoy cambiándole aspectos de su personalidad valiosos para forzarle a ser como yo quiero que sea?
- Cuando mi hijo me obedece, ¿lo hace de forma forzada, obligado o temeroso más que por convicción?
- Con mi intervención, ¿le estoy enseñando a solucionar sus problemas o lo hago dependiente de mí?
- Con mis palabras, ¿lo ayudo a crecer en seguridad o estoy minando su autoestima?
- ¿Cuál es el verdadero motivo de su comportamiento? ¿Cuál es el verdadero problema? ¿Su comportamiento o los sentimientos que han generado ese comportamiento?
Elena Roger Gamir
Pedagoga
Centro de Desarrollo Cognitivo Cognitum