Mi hijo de tres años es un saco de nervios. No puede estar más de cinco minutos en un mismo sitio, es incapaz de concentrarse en una actividad más de 30 segundos, todo lo toca, todo lo mueve… ¿Realmente es posible que aprenda a tocar el violín? Definitivamente, sí. Existe un método según el cual «todos los niños tienen talento». Se llama método Suzuki y contribuye a reforzar la perseverancia y el afán de superación de tu hijo.
- Este método, como cualquier otro que pretenda enseñar algo difícil a un niño o niña, requiere la dedicación diaria del padre o la madre. Al principio, con tres años, es suficiente con 10-15 minutos. Si el niño disfruta practicando se puede ampliar el tiempo de estudio, o hacerlo más corto si le cuesta mantener la atención. A medida que se incrementa la edad, necesitará más tiempo para practicar. A veces es difícil compaginar la música con el resto de actividades escolares por lo que se recomienda elaborar un horario de estudio que distribuya el tiempo de dedicación y el de ocio.
- Si nuestro hijo es pequeño y está empezando con este método, se puede comprar de segunda mano el primer instrumento ya que todavía no sabe valorarlo ni cuidarlo. Además, los niños enseguida crecen y necesitan cambiar la medida del instrumento. En el caso del violín, por ejemplo, se pueden comprar los llamados «violines chinos» que no suenan tan bien pero que se utilizan a menudo para empezar.
- Como en cualquier aprendizaje, al principio los padres debemos ser motor y ánima de los hijos. Si nosotros nos cansamos enseguida, ellos perderán motivación. Será muy difícil que sin nuestra ayuda nuestro hijo practique cada día.
- Hagamos que nuestro hijo escuche música a menudo: cuando le llevamos en coche, cuando le vestimos… Podemos ir por casa cantando la canción que él está estudiando en ese momento. Así le ayudaremos a memorizar las notas de la melodía que debe tocar y le motivamos al mismo tiempo porque ve que a nosotros nos gusta esa canción.
- Animémosle a compartir lo que sabe hacer con sus hermanos, los abuelos o amigos. Pero, ¡cuidado!. Respetemos su libertad para decidir si quiere o no hacerlo en público. Obligarlo podría hacer que se cerrara en banda y no quisiera compartir su música con nadie.
- Propongámosle juegos, hagamos que con su imaginación sea capaz de hacer del estudio un juego. Le tenemos que hacer ver que practicar puede ser divertido si él quiere.
- Animémosle en cada pequeño paso que haga al aprender una canción.
Anna Garí Campos
Psicóloga clínica
Ver artículo 1 relacionado con estos consejos prácticos: El método Suzuki. Ningún niño sin música.
Ver artículo 2 relacionado con estos consejos prácticos: ¿Cómo se trabaja con el método Suzuki?