Cada nuevo aprendizaje significativo supone una modificación en la estructura cognitiva de tu hijo.
¿Qué quiere decir esto? Que cada nueva experiencia, si está mediada por ti, puede convertirse en una potente trasformación cognitiva y afectiva.
Te lo explico con esta corta historia:
En una subasta, entre valiosos artículos se subastaba un viejo y deteriorado violín. Tan deteriorado que se subastaba por un dolar. ¿Nadie ofrece más?», ¿Quién ofrece dos?»
Tras una pausa alguien ofreció dos dólares; y finalmente un tercero ofreció tres, pero era evidente que no había más interés. Estaba a punto de finalizar la subasta del viejo violín cuando de repente un anciano pidió permiso para tocar el instrumento. Ante las risas de los escépticos, con delicadeza y pericia ajustó las cuerdas, puso resina en el arco y se dispuso a tocar el violín. Sorprendentemente para el auditorio, el viejo violinista comenzó a tocar una maravillosa y sentida melodía, de las que atraviesan el alma. Algunas personas conmovidas, lloraban… El viejo violinista finalizó su extraordinaria interpretación. Entonces, en medio del silencio y expectación de todos, el subastador, con voz firme subastó de nuevo: «Señores, ¿Qué me dicen ahora? ¿Qué me ofrecen ahora por el viejo violín?».
Para espanto de unos y admiración de otros, resonó una voz que dijo: «¡Mil dólares!». Otro postor ofreció dos mil; un tercero tres mil; y en ese precio fue finalmente adjudicado…
Nuestros hijos son esos violines, algunos más desafinados que otros, que necesitan de la mano experta de un buen violinista, la mayoría de las veces los padres, que saque de ellos la mejor melodía. Por eso, ante lo bueno pero también ante las crisis, ante los problemas o ante las decepciones aprovecha con lápiz y papel para hablar con tu hijo sobre lo que ha pasado, cuál ha sido el problema y las mejores estrategias de solución. Cuando hay desafíos, cuando desobedecen o mienten, cuando son valientes y dicen la verdad… en cualquier circunstancia, aprovecha las crisis para que tu hijo crezca y aprenda de sus errores y a solucionar problemas.
Ayudar a nuestros hijos a identificar los problemas, ver su parte de responsabilidad en ellos y formas de solucionarlo es una de las mejores maneras que tenemos a nuestra disposición para ayudar a nuestros hijos a madurar.
Aprovecha cada nuevo día para proporcionarle todas las oportunidades posibles para que modifique su mente, la adapte a su entorno y la flexibilice. De esta manera, cada pequeño cambio se tornará como una pequeña bola de nieve que mientras rueda colina abajo, engrandece su tamaño.
La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original.
Albert Einstein
Elena Roger Gamir
Pedagoga – Solohijos
Me ha gustado mucho. Sobretodo la frase «aprovecha con lápiz y papel para hablar con tu hijo sobre lo que ha pasado». Gracias Solohijos