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El optimista: ¿nace o se hace? Consejos prácticos.

Ser unos padres optimistas es mucho más que ser unos padres alegres y divertidos. El optimismo nos permite ver lo positivo de cuanto nos rodea. Es un hábito de pensamiento que aporta a nuestra familia seguridad y confianza en que los errores, los problemas y las dificultades son oportunidades de mejora, de cambio y crecimiento. Nuestros hijos están en una etapa de constante aprendizaje y de continuas equivocaciones. La actitud que mostremos en estas situaciones será vital si queremos que crezcan con la convicción de que los problemas son oportunidades para crecer y mejorar.

 

  • A ser optimista se aprende y se aprende  y se aprende sobretodo por imitación. Consideremos si nuestra respuesta habitual ante los problemas es optimista o pesimista. Para ello nos ayudará intentar ver durante unos días diferentes situaciones desde los dos puntos de vista. Por ejemplo:
    • Íbamos a salir de compras y ha empezado a llover muchísimo. Podemos lamentarlo y quejarnos del tiempo y de nuestra mala suerte o podemos ponernos nuestras botas de agua, sacar el paraguas del armario y salir a pasear bajo la lluvia.
    • Son las nueve de la noche y se acaba de ir la luz. Podemos quejarnos de la compañía eléctrica, de la poca formalidad que tienen, etc… o podemos encender una vela y sentarnos toda la familia junta a explicar cuentos e historias mientras cenamos unos bocadillos.
  • Cuidemos que el estrés no merme nuestra capacidad creativa frente a los problemas. El exceso de trabajo suele dejar muy poco espacio al buen humor.
  • La diversión en familia es una de las prácticas más beneficiosas para las relaciones y el equilibrio personal y familiar.
  • Consideremos que nuestros hijos están creciendo y mejorando día a día. Nuestra ayuda debe ser constante. El exceso de exigencias puede tener un resultado tan nefasto como la ausencia de ellas.
  • La forma en que corregimos a nuestros hijos debe ser considerada y realista, adecuada a las circunstancias. Los fatalismos y las exageraciones no hacen más que dañar la autoestima de los niños.

Carmen Herrera García
Profesora de Educación Infantil y Primaria

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