Los primeros días de vida del bebé no es extraño que sólo la madre sea capaz de calmarlo cuando llora o cuando está inquieto. El padre se afana, pero parece que el bebé es menos sensible a sus cuidados. Entonces, de pronto, la suegra se lo quita de los brazos y en un santiamén lo tranquiliza. ¿Por qué la voz de la madre (y la voz de la tía, y de la abuela) tiene esa influencia sobre el bebé, pero no la voz del padre?
Para las madres:
- Durante el embarazo, habla a tu bebé como si ya hubiera nacido y nos acompañara a todas partes, explicándole cada cosa.
- Cuando el bebé haya nacido, abrázale mucho y háblale con suavidad.
- Cántale frecuentemente, también durante el embarazo.
- Habla con el padre del bebé, con ternura, los tres abrazados o muy cerca.
- Siempre: usa la voz como el arma más poderosa, para consolar, explicar, orientar la conducta. Hazlo durante toda la vida.
Para los padres:
Durante el embarazo:
- Habla al feto durante el embarazo, llamándolo por su nombre, como si ya hubiera nacido, y cántale frecuentemente.
- Abraza a la madre y háblale durante el embarazo. Podéis hablar los dos del bebé, abrazados, por ejemplo, haciendo planes.
Con el bebé:
- Abraza al bebé y háblale con ternura.
- Cógelo en brazos y cántale.
- No intentes competir sino asociarte con tu cuñada o tu suegra.
- No cambies la voz para agudizarla, porque no se trata de agudos, sino de hablarle con ternura y de que el bebé vaya asociando el timbre particular de tu voz con algo familiar y bueno.
Francisco José Cantero Serena
Profesor del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura
Director del Laboratorio de Fonética Aplicada de la Universidad de Barcelona