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Tu hijo en el tercer mes de embarazo: desarrollo

No para de crecer y aumenta de peso día a día. Todavía no puedes verlo, pero ya es posible identificar los órganos sexuales y los rasgos de la cara, que destacan sobre todo porque el pequeño ha empezado a abrir los ojos. Su organismo comienza a funcionar de manera autónoma mientras sigue flotando en la cavidad uterina como si fuera un pequeño astronauta. Pero la gran novedad de este mes es que ha dejado de ser un embrión para convertirse en un feto y, mucho más importante para él…¡ya puede moverse!

El futuro bebé continúa creciendo sin parar, y al final de este mes de embarazo ya mide 12 centímetros y pesa alrededor de 65 gramos. Su aspecto cambiará significativamente durante estas semanas, ya que perderá esa especie de cola de renacuajo que tenía hasta ahora y adoptará una forma humana. Este cambio es muy importante porque, desde ese momento, la criatura que habita en tu vientre deja de ser un embrión y se convierte en un feto, una ‘personita’ en miniatura con brazos, piernas, una cabeza que representa casi la mitad de su cuerpo, y la mayor parte de sus órganos en pleno desarrollo. Sigue flotando en la cavidad uterina como si fuera un pequeño astronauta y, a partir de este mes, experimenta un cambio importante: ya puede moverse. Tú todavía no puedes notarlo, pero el feto agita débilmente los brazos y las piernas, cierra los puños… Estos movimientos espontáneos son posibles gracias al desarrollo de la placenta y del cordón umbilical, que desde ahora permitirán al futuro bebé disfrutar de una movilidad creciente.

Y muchas otras novedades

Que el feto pueda moverse significa un importante cambio respecto a los dos meses anteriores, pero no es, ni mucho menos, el único que aparece durante este tercer mes, caracterizado precisamente por las interesantes modificaciones que experimenta tu futuro hijo. ¿Sabías que ya puede abrir los ojos? ¿Y que empieza a pasar por periodos de sueño y de vigilia? ¿Y que es posible identificar los órganos sexuales? Si el bebé es un niño ya tiene un pequeño pene, aunque todavía no podamos verlo en la ecografía. Sólo hay que tener un poco de paciencia: el mes que viene saldrás de dudas.

Entre las semanas novena y décima, sus extremidades continúan creciendo, aunque los brazos avanzan a un ritmo ligeramente más rápido que las piernas. Y también aparecen los primeros huesos y empiezan a formarse los bulbos pilosos, que serán el origen de pelos y cabellos, en la parte más profunda de la piel. Durante este mes, el feto multiplicará su peso por cuatro y triplicará su talla. Crece, por tanto, muy deprisa. Casi todos sus órganos internos han aparecido a estas alturas, y también se desarrollan con rapidez. El hígado es muy grande y representa casi el 10 % del peso total del cuerpo. El corazón funciona de manera completamente autónoma y late entre 110 y 160 por minuto. Tiene su propio ritmo, aunque está sometido al estado de tranquilidad o de nervios que le transmite la madre. Por eso, si estás estresada, te asustas, te enfadas o vives cualquier situación que te sobresalte, tu sangre se carga de adrenalina, una sustancia que atraviesa la placenta e influye en el ritmo cardíaco del bebé. De ahí que cualquier situación de intranquilidad esté contraindicada para las futuras madres.

Con tres meses de vida también aparecen los riñones del pequeño, que además empieza a evacuar orina en el líquido amniótico, renovado cada hora. Entre las semanas once y doce, los dedos del bebé empiezan a desarrollar unas minúsculas uñas que se irán formando lentamente, y al final de este primer trimestre, el neocórtex (la capa de células grises que recubre el cerebro) empieza a emitir señales eléctricas. Esto quiere decir que se está creando la zona encargada de interpretar las señales que envían los sentidos, aunque todavía falta un mes para que el feto empiece a reaccionar al tacto. El cerebro, que se ha separado en partes distintas, crece a un ritmo de 2.000 neuronas por segundo y eso se traduce en una creciente actividad cerebral. Claro que todavía no podemos imaginarnos al futuro bebé controlando sus movimientos y todo lo que pasa a su alrededor. La coordinación tardará todavía bastante en llegar, de momento se están creando las bases para que esto sea posible.

Con cara y ojos

Cuando veas la primera ecografía, o si has visto otras antes, te llamará la atención la desproporción que existe entre la parte inferior y superior del cuerpecito de tu futuro bebé. La cabeza se está desarrollando más deprisa que el tronco y las extremidades y, de hecho, representa aproximadamente la mitad de su talla total. Cuando acabe este tercer mes de embarazo, y a partir de la 13ª semana, el ginecólogo podrá medir la cabeza del feto utilizando ultrasonidos y, gracias a esta medición, podrá calcular la fecha teórica del parto con un pequeño margen de error. Lo que no permitirá ver con claridad la ecografía es cómo se están formando los rasgos de la cara, que ya empiezan a estar definidos. La cabeza se ha enderezado. Los ojos, que hasta ahora estaban muy separados entre sí, a los lados de la cabeza, se sitúan en la parte anterior del rostro y aparecen recubiertos por los párpados. También se dibujan los labios, las orejas y la nariz despunta en el centro de la cara, con los orificios abiertos. En breve, empezará a perfeccionar las funciones de su pequeño organismo.

 

Redacción Solohijos, con el asesoramiento de Lluís Marcet
Ginecólogo y obstetra de la Clínica Teknon de Barcelona

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