Los castigos y recompensas no siempre funcionan. Incluso a veces dificultan el aprendizaje de nuestros hijos.
En su lugar, lo que verdaderamente les motiva a actuar y pensar correctamente es el desarrollo de sus habilidades cognitivas, la creatividad y la intuición.
Con tareas mecánicas, la recompensa puede ser efectiva pero en tareas que exigen un mayor empleo de habilidades cognitivas, como la creatividad o la búsqueda de soluciones divergentes, la recompensa conduce a un desempeño más pobre.
Lo que verdaderamente motiva en estas tareas es la autonomía, el sentimiento de competencia y el propósito.