“Los únicos ojos bonitos son los que nos miran con ternura” Coco Chanel
En el siglo XXI, en la era de la tecnología y de las prisas, la mirada de un padre a su hijo cobra especial importancia. Quizás nunca lo hayas pensado o incluso puede que creas que, con la de problemas que tienen las familias hoy en día, resulte ridículo que nosotros le prestemos atención a la mirada. Pero se la damos porque la mirada habla sin palabras y llega a rincones del alma de nuestros hijos donde no llegan los sermones, los consejos o incluso los elogios.
Una mirada tierna dice cuánto le valoras. Una mirada cálida dice lo importante que es su vida para ti. La mirada que llega al fondo del corazón les dice que, a pesar de lo ocurrido, todo tiene solución y confías en él.
Es especialmente importante con nuestros hijos adolescentes. Hay ocasiones en las que una mirada comprensiva evita que broten de tu boca palabras de reproche. Esa mirada indica que ese no es el mejor momento para discutir. O que lo acaecido es reprochable pero que él sigue siendo merecedor de tu cariño.
Recuerda cómo le mirabas cuando tu hijo era un bebé. Como le sujetabas su cabecita y te lo acercabas para contemplarlo de cerca y disfrutar de su maravillosa perfección. Recupera esa mirada. Con el paso del tiempo, esa mirada que existía entre ambos se enfría, se trasforma en mirada de exigencia y deja de ser una comunicación de gratuidad. ¡Recupérala! Es el mismo bebé, ahora mayor y con necesidades diferentes.
Si les miras con ternura, tu hijo entiende que te gusta lo que ves. Y se reflejará en tu mirada. Y se mirará como tú le miras. Y se gustará, independientemente de su comportamiento.
¡Entrénate! La ternura está en las caricias, en las palabras, en las actitudes y también en la mirada. Buscamos estrategias que nos ayuden a conectar con nuestros hijos, hacemos cursos de formación para ser mejores padres y olvidamos algo tan sencillo como mirarles con ternura.
No existe ninguna palabra de amor que supere el amor que trasmite una mirada de ternura.
Elena Roger Gamir
Pedagoga – Solohijos
Es impresionante como algo tan sencillo como una mirada produce resultados tan sorprendentes. Excelente reflexión que trataré ponerla en práctica desde hoy mismo con mis dos hijos.
Te aseguramos por experiencia profesional y personal que una verdadera mirada de amor puede llegar a cambiar el curso de la relación padres-hijos, sobre todo cuando llega la adolescencia. Los detalles afectivos, los que son invisibles para los demás pero no para la persona necesitada de ese cariño, constituyen una sólida base de seguridad en nuestros hijos. Y en nosotros mismos pues no hay nada para un padre tan edificador como saber que nuestro hijo ha recibido y aprehendido nuestro mensaje de cariño. Ya nos dirás si te ha funcionado. Un abrazo!