La relación de un niño de 2 años con la comida no es la misma que con solo un año más. Entiende que los niños pasan por etapas evolutivas y que cada una de ellas afecta de manera diferente a su relación con los alimentos. Conocerlo te permitirá adaptarte a sus necesidades.
Del año a los dos años. Cosas de la edad…
A partir del año y medio, todos los niños suelen pasar por rachas de inapetencia, de jugueteo con la comida, de subirse y bajarse de la silla crispando los nervios a cualquiera y de soltar el dichoso «no» como respuesta a todas las propuestas que, sutilmente, le vamos haciendo para que termine lo que tiene en el plato desde hace más de media hora. Por si fuera poco, durante esta etapa, todos los niños intentan hacerlo todo ellos solos y no admiten ayudas de ningún tipo.
- Respeta esta tendencia natural ya que forma parte de un movimiento general de autoafirmación. En lugar de llevarle la contraria constantemente, satisface esa necesidad y déjale que coma solo aunque se manche y tarde más de lo que te gustaría. No insistas si no quiere algo y retírale el plato (seguro que no pasará hambre), etc. Eso sí, no debemos dejar que pique nada entre comidas, sobre todo si no ha querido acabarse lo que tenía en el plato.
- Ayúdale facilitándole el trabajo pero sin intervenir, para que pueda comer solo y tenga la sensación de que lo hace muy bien:
- Proporciónale un plato, un vaso y unos cubiertos que sean «sus» utensilios.
- Córtale la carne a trocitos para que le sea más fácil comer solo.
- Proporciónale un vaso con asas para que pueda cogerlo sin problemas.
- No le riñas si se mancha la ropa, el mantel o se le cae comida al suelo.
- En cuanto a lo que come, no te preocupes demasiado si es muy selectivo con determinados alimentos. Evita entrar en guerra con él ya que sólo conseguiríamos empeorar las cosas. Además, la curiosidad por los alimentos y los nuevos sabores entrará pronto en escena.
De los dos a los cuatro años. Algunos cambios importantes…
- A partir de los dos años, y ya preparados para utilizar el tenedor, los niños empiezan a imitar a los adultos con mucho deleite. Es un momento excelente para enseñarle cómo debe comportarse en la mesa pero… ¡cuidado! En lugar de explicarle las normas, debemos predicar con el ejemplo: es mejor que nuestro hijo nos vea comiendo a todos juntos en la mesa, hablando tranquilamente, sirviéndonos todos la misma comida y acabando lo que tenemos en el plato, que echarle el sermón acerca de lo que está bien y lo que no. Menos palabras, más modelos..
- Además, tu hijo se encuentra en un momento en el que siente una gran curiosidad por todo lo que le rodea, y empezará a probar muchos platos diferentes. Es un momento ideal para introducir nuevos alimentos. Aprovecha los momentos en que veas que está de buen humor, abierto a la novedad y no abuses de éstas: una cada vez, siempre en el momento oportuno y sin caer en el error de preguntarle qué prefiere para comer ya que, además de curioso, se siente profundamente indeciso. Si le dejamos escoger no sabrá lo que quiere. Por eso es mejor que escojamos la comida por él y no le demos todavía demasiada libertad para decidir lo que prefiere.
- A lo largo de esta etapa, nuestro hijo agradece el orden y la regularidad en sus rituales alimentarios: la puntualidad, la rutina, sus cubiertos y no otros, su sitio en la mesa y siempre en la misma silla, etc. Ese tipo de cosas le tranquilizan y le dan seguridad. Por el contrario, no le gusta comer en ambientes desconocidos, con personas desconocidas o fuera de sus horas habituales. Dentro de poco tiempo ya podremos improvisar más y saltarnos alguna de estas dinámicas.
- A partir de los tres años es muy probable que comience a rechazar algunos alimentos. Ahora ya puede expresarse bien y decir lo que quiere comer y lo que no. Ante aquellos alimentos que acostumbra a rechazar, evita discusiones: si no quiere comer verduras, ofrécele oportunidades para que te vea comerlas y disfrutarlas, o bien se las puedes presentar de alguna manera que puedan resultarle más apetecibles: cortadas a trocitos con formas divertidas, rebozadas, acompañadas de algo que le guste mucho, etc. Comer en familia será la mejor estrategia de aprendizaje.
- A partir de los cuatro años ya puede comer en restaurantes o delante de personas que él no conoce de forma cómoda. De todas maneras no debemos saltarnos sus rituales, sólo combinarlos, de vez en cuando, con alguna novedad. También acepta mejor las novedades gastronómicas y aquellos alimentos que no les agradan especialmente. Pero ten cuidado de no abusar de esta buena predisposición, ya que puede adoptar posturas más rígidas y dejar de aceptar las novedades de tan buena gana.
Primera parte de este artículo: Enseñar buenos hábitos de alimentación
Redacción Solohijos
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