¡Cuántas cosas nuevas! El feto tiene que aprender a organizar sus órganos, entrenar los pulmones y el aparato digestivo, abrir y cerrar los puños, probar a qué sabe ese líquido que le rodea y dar sus primeras patadas…
Durante el cuarto mes de embarazo, el feto va a crecer a una velocidad vertiginosa. El futuro bebé dobla su tamaño y al final de este cuarto mes ya medirá 20 centímetros y pesará 120 gramos.
Ahora la piel del pequeñajo ya no es tan fina como antes, aunque sigue siendo transparente y deja ver los vasos sanguíneos por los que circula la sangre alimentando a todo este pequeño cuerpecito. Durante estas semanas de embarazo, la piel del feto se cubre de una sustancia llamada vérmix caseoso que sirve de protección, y de un vello fino y suave llamado lanugo, que irá desapareciendo en los siguientes meses. El cabello empieza a crecer y la glándula tiroides, que se había empezado a formar en el segundo mes de embarazo, comienza a funcionar y a fabricar la hormona tiroidea, tan importante durante toda la vida del individuo y que asegura, en estos momentos, el crecimiento del bebé. También podríamos saber qué sexo tiene el feto si, en el momento de la ecografía, el pequeño se estuviera bien quietecito y sin cruzar las piernas.
Los órganos se ponen de acuerdo
Además de aumentar de tamaño este pequeño ser va a realizar otras actividades mucho más interesantes y asombrosas. Todos sus órganos principales se han colocado en su sitio a lo largo del tercer mes de gestación y han comenzado a funcionar. Pero hasta ahora habían funcionado por separado. Al final del primer mes, por ejemplo, el corazón latía, pero latía solo y sin tener en cuenta ninguna necesidad del organismo. Ahora esto va a cambiar. Los órganos van a empezar a depender unos de los otros. El corazón, poco a poco, ha pasado a depender de las órdenes del sistema nervioso y ahora funciona teniendo en cuenta las demás actividades del cuerpo, en función de las necesidades de todo el conjunto. Lo mismo sucederá con el resto de órganos: aprender a trabajar conjuntamente no es tarea fácil, depender cada uno del trabajo del otro, ponerse todos de acuerdo… Esta puesta a punto del organismo comenzará durante este cuarto mes de embarazo, pero se completará y perfeccionará a lo largo del resto de tiempo que todavía tenemos por delante.
La primera digestión
El aparato digestivo ya ha empezado a funcionar y el feto ya abre y cierra la boca de manera que se va familiarizando con el sabor del líquido amniótico en el que flota y que absorbe por la piel o tragándoselo. Luego es capaz de evacuarlo, gracias a que sus riñones… ¡ya funcionan! Es la primera vez que se establece un circuito primitivo de absorción y excreción por las vías digestivas. Como tanto la deglución como la respiración requieren una coordinación compleja entre nervios y músculos, el líquido amniótico resulta el mejor medio para irse entrenando.
Estrenando pulmones
La tráquea y los dos lóbulos pulmonares todavía no se han acabado de formar, pero en cada uno de lo lóbulos, las divisiones se suceden regularmente para formar los innumerables alvéolos en los que se darán los intercambios gaseosos una vez que el bebé ya haya nacido. Los pulmones todavía no funcionan como órgano respiratorio, pero se pueden observar pequeños movimientos pseudorespiratorios, que son frecuentes, rápidos e irregulares. Estos movimientos provocan la entrada de líquido amniótico en los pulmones y luego su expulsión. Como el bebé respira a través de su cordón umbilical, todavía no necesita sus propios pulmones ni es peligroso que los tenga llenos de líquido.
Brazos y piernas… ¡al ataque!
Los músculos son más fuertes y los movimientos más vigorosos aunque el futuro bebé todavía no tiene mucha fuerza porque su esqueleto no está del todo osificado, pero continúa desarrollándose a gran velocidad. Las articulaciones ya funcionan: el feto puede doblar los codos y las muñecas. También puede cerrar los dedos de las manos dentro del puño, separar los dedos de los pies en forma de abanico o empezar a dar «pataditas». Aunque estos movimientos todavía son aleatorios y ninguno de ellos está controlado por el cerebro ni es intencionado, la madre ya puede empezar a notar a su bebe moviéndose. Por primera vez percibirá que lo lleva en su interior… Una sensación maravillosa. A partir de la semana 14, el feto se vuelve mucho más activo: mueve los brazos y las piernas de forma involuntaria y, además, es capaz de abrir la boca, girar los ojos y fruncir las cejas… Poco a poco irá perfeccionando su movimiento.
¿Qué siente el feto?
Las manos están completamente formadas, en sus dedos se empiezan a dibujar las huellas dactilares y comienza a desarrollarse el sentido del tacto. Se ha podido ver a través de ecografías que si el feto toca el cordón umbilical o alguna otra parte de su cuerpo con las manos o con los pies reacciona sacudiéndose hacia atrás y alejándose del «objeto» que ha encontrado. Dentro de unas pocas semanas ese «miedo» a lo que toca desaparecerá del todo, llegando a mover sólo la parte que está tocando. Si le hiciéramos cosquillas en los pies en este momento, el feto se retraería. Sus progresos son muy evidentes y la sensibilidad cutánea se irá afinando poco a poco. El feto es capaz de apreciar el sabor del líquido amniótico desde el tercer mes de embarazo y se ha comprobado que, desde muy temprano, ya siente predilección por los sabores dulces.
Redacción Solohijos, con el asesoramiento de Lluís Marcet
Ginecólogo y obstetra de la Clínica Teknon de Barcelona